Estamos en una pandemia. La infección del COVID-19 amenaza a la humanidad con enfermedad y muerte. Pero el padecimiento de este microbio no es el único peligro para la salud y el bienestar humano. La gente de todo el mundo está inmersa en meses de aislamiento social, rupturas comunitarias y familiares, además de dificultades económicas. Tendremos por lo menos otro año de aislamiento social. —de estar separados de nuestras vidas diarias de contacto físico y la calidez de los abrazos de otros. La separación de lo físicamente social, de estar en presencia de muchos otros, puede tener efectos devastadores en nuestros marcos de referencia humanos. Pero no solo es la experiencia del aislamiento social lo que nos amenaza; la forma en la que las personas perciben, entienden, comparten y actúan con base a la información sobre el COVID-19, es igualmente importante e impacta sustancialmente los cuerpos y las vidas.

Las amenazas de la era del COVID-19 son profundamente biosociales, perturbando el cuerpo, la mente y la comunidad. Es por esto que un poco de perspectiva antropológica puede ayudar mientras nos esforzamos por mantenernos sociales, mantenernos informados, y mantenernos vivos. Para los antropólogos, el contexto lo es todo. Si bien es cierto que la pandemia del COVID-19 es una situación dramática y novedosa, también es el producto de las historias humanas, sociales y biológicas, antiguas y recientes. Para tener un mejor entendimiento de lo que sucede hoy en día, necesitamos tener claros algunos puntos antropológicos clave.

En primer lugar, ser social es más que tener interacciones con otros, estar en grupos y compartir sentimientos. El nicho humano—la forma en que la humanidad existe en el mundo—es social de principio a fin. Los humanos evolucionaron como seres cuyas necesidades de tocar y ser tocados, de conversar, debatir y reírse juntos, de sonreír y coquetear entre sí y de interactuar en grupos son fundamentales para una vida sana. El funcionamiento mismo de nuestros sistemas neurobiológicos, de las hormonas y enzimas que circulan por nuestras arterias, intestinos y otros órganos, está ligado a las conexiones sociales y a las relaciones con los demás. Desafortunadamente, esta profunda sociabilidad, usualmente tan benéfica, es la vía perfecta para la invasión del virus del SARS-CoV-2 y la aparición del COVID-19.

Pero no ser social no es una opción. Incontables experimentos y experiencias vividas demuestran que al eliminar estas inmersiones diarias en la actividad social se deteriora la salud mental y física. Cosas malas suceden cuando los humanos están socialmente aislados o privados de derechos; depresión, reducción de la función inmunológica, problemas gastrointestinales, dificultades cognitivas y cosas peores. Por lo tanto, debemos esforzarnos por mantenernos sociales, lo mejor que podamos.

La separación de lo físicamente social, de estar en presencia de muchos otros, puede tener efectos devastadores en nuestros marcos de referencia humanos.

Segundo, nuestra relación con el SARS-CoV-2 no surge de la nada. Viene en parte, de nuestra profunda historia de estar con otras especies. Durante al menos los últimos 10-20.000 años, los humanos de todo el planeta han estado interactuando, manipulando y siendo manipulados por una serie de plantas y animales. Estas relaciones, que algunos llaman domesticación, es en realidad un sistema dinámico donde los humanos y otros están moldeando sus cuerpos, fisiologías y comportamientos en el espacio y el tiempo. Esto incluye el compartir patógenos—microbios que se mueven de un lado a otro entre los cuerpos mutando, dañando y ayudando. La tuberculosis, la gripe, la rabia, la malaria, la salmonela y una variedad de corona virus, además de otros virus han viajado de un lado a otro entre los humanos y otros animales durante milenios. Infecciones como esta no son nuevas, pero el contexto de la pandemia del COVID-19 sí lo es.

El COVID-19 es nuevo no por la biología del SARS-CoV-2, aunque es particularmente contagioso y vigoroso. Más bien, el COVID-19, la enfermedad del SARS-CoV-2 y todos los horrores que la acompañan, es tan grave como lo es, debido a la remodelación humana del mundo. Los humanos son consumados constructores de nichos; empujamos y damos forma al mundo, creando paisajes urbanos, agricultura industrial, economías globales y tecnologías genómicas. Pero el mundo retrocede, creando nuevos sistemas y dinámicas.

La construcción de nichos humanos no sólo se refiere al surgimiento de paisajes urbanos, autopistas, ríos redirigidos, líneas costeras rellenadas y procesos agrícolas expansivos, sino también a la reestructuración de sociedades y culturas, de historias. La construcción de nichos humanos crea simultáneamente sistemas ecológicos, biológicos, sociales, políticos y económicos que están siempre interrelacionados. Estas interrelaciones prepararon el terreno para el COVID-19, y el conocimiento de las mismas es crucial para comprender el contexto contemporáneo.

El Homo sapiens no solo está más densamente concentrado, más conectado y simplemente más sino que las sociedades humanas están más estratificadas material, económica y políticamente que nunca.

El mundo de hoy está más interconectado que nunca. Aviones, trenes, barcos y otros sistemas de transporte trasladan a la gente por todo el mundo en cantidades y tiempos récord. Los seres humanos y todo lo que llevan puesto y en ellos, pueden volar de la Ciudad de México a Londres y a Pekín en poco más de 24 horas. Los humanos están más densamente hacinados que nunca. Hay más del doble de humanos vivos hoy en día que hace sólo 50 años (3.400 millones contra 7.800 millones). El Homo sapiens no solo está más densamente concentrado, más conectado y simplemente más, sino que las sociedades humanas están más estratificadas material, económica y políticamente que nunca. El acceso a la atención sanitaria, la vivienda y el apoyo nutricional es extremadamente desigual. Y el fervor racista y nacionalista, con profundas raíces y virulento impacto en los últimos 500 años, ha estallado y florece en el siglo XXI. Este es el contexto en el que surgió el COVID-19, y la razón por la que es tan horrible y tan malditamente complicado.

No hay una forma fácil de salir de esto. Solo largos, difíciles y complejos años por delante. Todos necesitamos estar mejor informados y organizados para superar esto.

El conocimiento es poderoso, pero sólo si se puede acceder a él y utilizarlo. En la era del COVID-19 hay un gran deseo, y necesidad de conocimiento sobre el virus del SARS-CoV-2 y los procesos, riesgos y resultados de su infección. Muchas fuentes están produciendo ese conocimiento y muchas otras están tratando de explicarlo, pero gran parte de la información básica no está llegando. Incluso cuando una información valiosa llega al público en general, a menudo no se “pega”. Por eso todos tenemos que trabajar más vigorosa y eficazmente para buscar conocimientos precisos y compartirlos.

El nicho humano—la forma en que la humanidad existe en el mundo—es social de principio a fin.

La transmisión social de ideas y entendimientos es fundamental para el éxito y la continuidad de la existencia humana. Ser social no se trata sólo de interacciones compartidas; se trata de construir una comunidad. La historia humana se centra en lo social; la forma en que nuestros cuerpos y mentes evolucionaron nos predispone a ser inversores en nuestras comunidades. Aunque ser social, incluso a distancia, no resolverá todos los problemas que se enfrentan durante el COVID-19, ayudará a muchos. Mantener relaciones fuertes y mantener las interacciones sociales diarias, junto con la búsqueda persistente de información, son fundamentales para los seres humanos en todo el mundo. Ser social, compartir información precisa y comprender mejor por qué estamos donde estamos ahora mismo es la clave para mantenerse sano y cuerdo, mientras trabajamos para negar al SARS-CoV-2 lugares para vivir y propagarse

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Esta entrada tiene un comentario

  1. Norberto Perea

    Como medico que soy, efectivamente el SARS-CoV-2 está afectando a la sociedad de una manera nunca antes vista.
    El aislamiento, el miedo y la incertidumbre afectan severamente a las personas de tal manera que su salud mental se está deteriorando. Presentando crisis de ansiedad, depresión, cambios de personalidad. La gente se siente desorientada, indefensa y desprotegida.
    La desinformación o información irrelevante como si fueran talk shows dando cifras de contagiados, muertes y camas disponibles, como si esto fuera a erradicar la pandemia. Claro, la información es importante para fines estadísticos y de “PREVENCION”

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